martes, 8 de septiembre de 2009

Photo by Gianinna Schade


Yo vivo entre los árboles

y lanzo las piedras que más se parecen a mí.


Tú vives en el borde de un tejado,

los ojos fijos en las nubes,

los brazos desplegados

como alas de una estatua

listo para todo.


Y ves cómo la nube

se olvida de sí misma:

tu mirada está puesta

en las máscaras de dios.


Yo no puedo librarme de mí,

me veo reflejo en los cristales,

en lo brillante de las bóvedas

y lo negro de la tierra.

Seré ahogado en un espejo.


Pero tú puedes tocar el espejismo,

descansar en el sillón sin preguntarte

cuándo habrás de concluir.


No tienes deseos,

por eso cultivas mis huellas.

Y dices: sólo en el silencio

podremos escucharnos.

Lástima que el mundo no se calla.


Apenas dormir bajo tu sombra,

apenas que tu sombra diera frutos

para comer del sol.


Estoy seguro de mis pies,

de mi cuaderno, de mi voz

y de ti:


ahora mismo parpadeas, tienes hambre,

buscas el agua para saciar tu sed,

para llenar

mi vaso.


Poem by José Chapa

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